Utilizamos cookies propias y de terceros para ofrecerte una mejor experiencia. Si continuas navegando, consideramos que aceptes su uso
La pérdida de la memoria es una de las grandes preocupaciones en el proceso de envejecimiento. En mayores de 60 años de edad, los riesgos aumentan, asociados por lo general a cuadros de demencia.
En pacientes jóvenes se está observando con mayor frecuencia, principalmente secundaria a niveles elevados de estrés, que se asocian con la pérdida de memoria reciente.
Los niveles elevados y prolongados de cortisol producen un aumento de la destrucción de un neurotransmisor cerebral -la acetilcolina, cuya función primordial es garantizar la fijación de la información más reciente, éste es destruido por la enzima colinesterasa.
La mayor parte de los tratamientos realizados en la actualidad, en los pacientes con déficit de memoria, intentan preservar la acetilcolina inhibiendo su destrucción.
Varios nutrientes han demostrado aumentar la producción y liberación de acetilcolina, logrando mantener la calidad de la memoria, y son tan importantes o incluso más, que los inhibidores de colinesterasa cuyos efectos terapéuticos declinan en forma progresiva luego de dos años aproximadamente.
La preservación de las células neuronales por más tiempo es importante, ya sea evitando el exceso de producción de radicales libres, o manteniendo adecuadamente la síntesis de neurotransmisores.
La medicina orthomolecular contribuye a modular el stress, nutrir adecuadamente el cerebro para permitir el funcionamiento de los neurotransmisores y preservar la estructura cerebral a través del uso de antioxidantes.